Lo que he desaprendido de la acuicultura en la AE 2014

Stand

El principal problema de competitividad del sector productor mediterráneo está, según las palabras de Gustavo Larrazábal en el acto de presentación del workshop “Performance of the sea bass and sea bream sector”, en la falta de comunicación que existe a nivel sectorial.

Este comentario me ha recordado un artículo escrito por Diogo Thomaz hace un par de años en el que, más o menos, venía a demostrar que la mejor manera de prevenir las crisis sectoriales que afectan a la acuicultura mediterránea era mediante la gestión del conocimiento proporcionado por los productores, tanto de alevines como engordadores. Este conocimiento, esta comunicación, posibilitaría la posibilidad de prever el comportamiento de los mercados, sobre todo en un negocio en el que los potenciales beneficios derivados pueden llegar a necesitar tres años para recogerse, si todo va bien.

Si le añadimos la incertidumbre que (debido a los diversos retos biotecnológicos existentes para estas especies) existe, el caos está servido, posiblemente algo así puede estar sucediendo en estos momentos donde las reglas elementales de los mercados están, aparentemente, siendo de nuevo transgredidas.

Tal vez existe una falta sistémica de entender que este negocio es casi como todos los demás y que cuanto más se comparta, más se comunique, más fácil puede ser afrontar las crisis. Sobre todo ahora en donde se comparte conocimiento abiertamente y esto proporciona crecimiento económico mediante el incremento de la competitividad empresarial. Hay que empezar formando a los directivos y gestores en las técnicas del sharing eficiente.

Esto es primordial para una industria en la que la impredictibilidad parece ser la piedra angular, he llegado a preguntarme si no será así a propósito…

Porque viendo lo que Bjorn Myrseth ha presentado en su análisis de la estrategia para la producción y el marketing para estas dos especies y su comparativa con el salmón parece que es así. O al menos parecen que se ignoran o poco interesan algunos de los factores que afectan directamente en la cuenta de resultados, por ejemplo:

  1. Si la maduración primaria es un problema, que lo es, por que no afrontarla adecuadamente
  2. Si la eficiencia alimentaria es un problema, que lo es, casi está en el doble que en el salmón, que empieza a acercarse al 1:1, por qué no acometerla desde todos los ángulos y no sólo desde ese elemento conocido como “pienso”.
  3. La genética sigue siendo la “caja de Pandora”, vemos la evolución que ha tenido el salmón y su impacto en la mejora productiva de los planes llevados adelante y parece fácil
  4. De las enfermedades, qué decir, es evidente que en el mundo del salmón llevan mucha ventaja y se las han tenido que ver casi con todo, principalmente asociadas a lo extraordinarios incrementos de la producción. Por eso me llama la atención cierta emergencia de patologías y pérdidas asociadas en el mediterráneo en un momento en que la producción está estancada y además bastante lejos de ser lo que es el salmón

Empiezo a sospechar que tal vez hay algo más y esto tiene que ver con algunos datos que han facilitados y que he de decir que me han impactado:

  1. Las inversiones en R&D en el sector salmonero rondan los 10oM de euros anuales y tienen una repercusión de 4.000 M en la industria. Es evidente que no hay que tener miedo en invertir en I+D.
  2. Salvo en algún momento muy puntual, en treinta años el coste de producción siempre ha estado por debajo del precio de primera venta. Algo que resulta obvio para el correcto funcionamiento de un negocio, pero en el Mediterráneo, aun y contando con la volatilidad, pasa casi al contrario. O pasa con demasiada frecuencia o simplemente pasa año sí año no.
  3. La dorada y la lubina se coloca en un 90% en el mercado local, mientras que el salmón el 80% se exporta.
  4. España consume más salmón que dorada y lubina sumados
  5. Rusia consume más de 160 toneladas de salmón frente apenas unas 8 toneladas de dorada y lubina
  6. Ha presentado al salmón como una “commodity global” que todo el mundo conoce y se invierte mucho, mucho dinero, procedente de los productores en su totalidad, para la comercialización, hay que invertir para ganar
  7. El coste de producción es superior en alimentación y juveniles, los otros genéricos son, digamos equicomparables por diversos motivos, y esto hace que el salmón esté en 3,30 €/kg y la D&L en 5,16€kg pero con una diferencia adicional significativa y es que el aprovechamiento es del 63% en el salmón y del 45% en la D&L. Transforman el 80% del producto frente a un 90% de venta entera en D&L. Lo que hace que la diferencia en coste por producto procesado, y por tanto de más valor, sea todavía mucho más grande. Y ahí es donde empieza a disparar el beneficio industrial.

Con este panorama y con todo lo que hace falta parece que, en el Mediterráneo, hay oportunidades para todos

  1. Evidentemente para los productores de alimento y alevines
  2. Por supuesto para las empresas auxiliares de genética, salud, materiales y equipos…
  3. Desde luego que para los transformadores y comercializadores
  4. Pero también para los centros de investigación, gestores del conocimiento y escuelas de negocios y formación específica

Pero todo ello en cooperación. Debemos hacer que el efecto de UN PAIS que describe Myrseth en cuanto a la industria del salmón pase a ser el efecto UNA INDUSTRIA transfronterera de la dorada y lubina en el caso del Mediterráneo.

Quien no entienda esto ya ha empezado a matar a su empresa, porque seguro que hay alguien que ya ha empezado a hacerlo y lo estará haciendo mejor, estará pensando en la forma de aprovechar esta oportunidad, porque esto va mucho más rápido de lo que creemos, al menos más rápido de lo que crecen la dorada y la lubina.